Cuando en tan solo un suspiro nos ahogábamos. Sabiéndonos de
memoria, ya, cada centímetro de nuestro cuerpo. Nuestras curvas. Nuestros
movimientos. ¿Quién sabría en aquel entonces si estábamos perdidos el uno en el
otro?. Apostaría a que solo en las
noches de luna llena. Esas en las que el jazz corría por nuestra piel,
derrapando en cada esquina. Las noches en las que extinguíamos las velas.
Abriendo la ventana para que la luna se asomase. Por suerte, ella no era
participe en las sábanas, solo nos observaba.
Quisiera saber donde has quedado. Si has reutilizado los
consejos, los besos o las sorpresas con otras mujeres. Que habrá sido de ti. De
tu pelo. ¿Te lo habrás vuelto a dejar largo?. Si tus ojos seguirán mirando igual.
También me pregunto si seguirás mordiéndote las uñas. O si tal vez sigas
pisando con el pie izquierdo hacia afuera. O leyendo tan rápido. ¿Qué será de
tu cara?.
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Cicatrices